Frente a tu paso te ofrezco
¡Oh dulce virgen María!
madre de fe y de ALEGRÍA.
una plegaria hacia el cielo.
Y ante la guerra sin freno
pon tú la PAZ y armonía.
brinda tu GRACIA y tu guía,
dando SALUD al enfermo.
Y en la noches oscuras
entre un eterno suspiro
dale en las horas duras
CONSOLACIÓN al vencido,
que con templanza y dulzura
porta un ROSARIO ceñido.
Cuida ese mundo que reza
alíviale sus DOLORES
perdona así sus errores
con AMARGURA y tristeza.
MAYOR DOLOR implacable
tú apaciguas y calmas
salvando todas las almas
con una ESPERANZA afable.
Y tras las PENAS y el hambre.
del ocaso silencioso,
tras SOLEDAD y pesares
vendrá un tiempo glorioso
pues yo sé que eres mi madre,
Madre del AMOR HERMOSO.